sábado, 28 de febrero de 2009

NADIE

Nadie. Yo no soy nadie porque decidí marcharme a otro lugar. Un lugar donde me miran con miedo, repulsa y con lástima en alguna que otra ocasión. Y todo porque mi piel es de un color distinto a la de ellos y mi acento no es el mismo que el de quienes tuvieron la suerte de nacer aquí.

Creen que vine aquí a robar, a delinquir, a hacer todo aquello que ya se hacía en esta tierra antes de que yo llegara y por eso, se adivinan el temor y el rechazo en cada mirada que me lanzan. Me miran como si la crisis fuese por mi entrada en esta ecuación llamada Occidente o "mundo desarrollado", y no por los blancos que se aprovecharon de ciertas burbujas económicas, invirtiendo los valores y las prioridades que se les había inculcado en su infancia. Me miran como si fuese yo quien especuló con todo el dinero del mundo, quien lo robó, afanó y estafó. Como si yo fuese ése que ahora, mientras tú lees ésto, está tumbado en el sofá de su casa dirigiendo las vidas de sus empleados basura mediante un teléfono móvil. Mientras tanto, yo sigo sin ser nadie.

Después de trabajar durante años para tener una licencia que me permitiera soñar, me he dado cuenta de que el billete que pagué para el otro mundo era, simplemente, un billete para el anonimato, para la repulsa de otros hacia mí y, en el mejor de los casos, para obtener un trabajo ilegal que me permita sobrevivir y seguir siendo lo que soy desde que puse mi vida en juego: un don nadie.

Todavía recuerdo la noche en que salimos. Amparados por la noche, nos abrigamos con la ilusión de una vida nueva y nos hicimos a la mar. Atrás quedaban los años de miseria en el país que nos vio nacer. No importaba el tiempo que estuviésemos navegando. Todo valía con tal de llegar.

Atravesé todo un mar durante días y noches, soportando el frío, el oleaje y, lo peor de todo, las muertes de muchos de los que viajaban conmigo. Después de todo eso, no soy nadie. No soy nadie aquí porque no aparezco en ningún documento y tampoco soy nadie en el lugar del que vengo porque decidí marcharme con el feo propósito de trabajar y encontrar una estabilidad que nunca he tenido.

Mañana, volveré a levantarme para ir a hacer ese trabajo que nadie quiere hacer, para comer algo que para ellos sería simplemente un tentempié y para intentar ser, de una vez por todas, alguien.

0 comentarios: