Si el frío de Toronto, lugar donde ahora mismo está saciando su sed de aprendizaje y sus ganas de superarse, no lo congela del todo, pronto podremos disfrutar de una nueva estrella musical en todo su apogeo. Y es que tras esa sonrisa de niño travieso se esconde todo un manantial de talento que, aún sin haber explotado del todo, está pidiendo a gritos la oportunidad definitiva para mostrarse ante el gran público nacional.
Dicen quienes saben de música y le han oído cantar que ante él se extiende todo un universo de posibilidades nacionales e internacionales en el mundo de la música y que más temprano que tarde, comenzará a rodar. También hay quien al oírlo cantar en directo viaja en el tiempo hasta el año en que apareció aquel joven puertorriqueño que un día llegó a Canarias cargado de talento y con un “Imagíname sin ti” como tarjeta de presentación para despertar el sentimiento del amor a todas las jovencitas a este lado del Atlántico.
Para quien no le conozca todavía, Ricky Furiati es un joven venezolano afincado en Tenerife que ya tiene una larga trayectoria a sus espaldas. Un disco en solitario, otro como miembro de L’Acoustiqué y diversas apariciones en televisión y escenarios de las islas. Su rostro y su acento delatan que es latino y que, como tal, la buena música y el buen gusto fluyen por sus venas.
Pegado a su guitarra en todo momento, compone canciones capaces de hacer que le cambie el semblante a uno nada más escuchar los primeros versos. Así le pasó a un buen amigo mío, a quien nada más oír el principio de su última composición se le abrieron los ojos como platos y me dijo: “Dani, ésto suena a hecho fuera, allen de los mares”. Y es que Ricky tiene ese talento que caracteriza a los grandes de la composición e interpretación de la música melódica de hoy en día.
Aún recuerdo la primera vez que lo escuché cantar. Él tenía apenas dieciséis años y yo unos cuantos menos que ahora. Un amigo que tenemos en común me hizo llegar una grabación de una canción compuesta por él y cantada por Ricky. Sonaba a grabación hecha en un estudio doméstico, pero así y todo quedé perplejo ante lo que sonó.
Unos cuantos años más tarde, él sigue su camino, superando trabas y creciendo musicalmente cada día más, lo que me hace sospechar que muy pronto podrán comprobar que las notas musicales saben de otra forma cuando salen de su boca y de su guitarra. Mucha suerte Ricky.
0 comentarios:
Publicar un comentario