viernes, 15 de junio de 2012
VIVIR, SENTIR
lunes, 19 de septiembre de 2011
CONTIGO APRENDÍ
Contigo aprendí…
… Que aún estando separados, dos amantes pueden acostarse y levantarse juntos siempre y cuando se dediquen el último y el primer pensamiento, respectivamente (G.H.R)
… Que las distancias entre el más allá y el más acá son mínimas siempre y cuando mantengamos vivos el pensamiento, el recuerdo y la memoria (R.M.M)
… Que es lo mismo dar una oportunidad o dar miles de ellas a quien no quiere aprovecharlas (L.M.P)
… Que hay quien odia a otros para mantener vivo el vínculo que ellos mismos han destrozado (M.M.S)
… Que la amistad que dura años se mantiene viva porque cada día crecen el cariño y el respeto (Y. y S.B.V) (A.B.H) (A.R.M) (C.G.B) (J.S.C)
… Que no es bueno el que te ayuda en todos los problemas, sino el que no te da ni una preocupación (N.A.G)
… Que cuando un amigo se va lejos, deja un hueco que nadie puede llenar (S.L.P)
… Que no hay nadie como ustedes (M.M.M) (M.I.M.M) (B.C.S)
… Que el amor de verdad no cambia, aunque el rol a desempeñar sea diferente (N.P.Q)
… Que no hay nada más bonito que volver a encontrarnos (C.P) (K.B.P)
… Que muchas veces es preferible caer en la tentación (C.P) (A.G)
… Que no hay sonrisa más bonita que la de mis dos ángeles (H.C.S) (L.C.S)
… Que los ratos en familia, ya sea de sangre o elegida, no se deben cambiar por nada en el mundo
… Que el instante en que un sueño se cumple, viene seguido del pensamiento “Por cosas como ésta, ha merecido la pena llegar hasta aquí”
… Que nada cuesta demasiado si se quiere de veras
… Que el día en que no puedes sonreír ni una sola vez es una oportunidad desperdiciada que ya no volverá
… Que estos 28 años han merecido la pena
… Que a partir de mañana tendré 365 oportunidades para ser feliz y no puedo permitirme el lujo de desaprovechar ni una sola
viernes, 9 de septiembre de 2011
EL CALENTAMIENTO GLOBAL
De un tiempo a esta parte vengo observando todo lo que acontece a mi alrededor y me he dado cuenta de que aquello que creíamos lejano está a la vuelta de la esquina, si no es que ya la ha girado por completo. Hoy quisiera hablar del calentamiento global.
No es que se me vaya a ocurrir a mí hablar como si tuviera el conocimiento de Al Gore, o el del primo de Rajoy, quien tan famoso se hizo al decir que él no sabría pronosticar qué tiempo haría el siguiente domingo. Pero sí es cierto que algo entiendo de todo esto y por ello, voy a exponer mi teoría para sobrellevar algo que empieza a ser preocupante.
Últimamente, veo como la gente está cada vez más y más caliente (en el sentido más agresivo de la palabra). Uno sale a la calle y al conducir nota como la gente, al volante, se vuelve más violenta. Volantazos, pitadas, frenazos, etc. Cuando va a trabajar, ve a una gran parte de sus compañeros individualizados con unos auriculares frente a una pantalla de ordenador, haciendo amigos virtuales y restando valor al regalo de conocer a alguien cara a cara, tratarlo y compartir muchas cosas. Uno va a una cafetería y ve cómo quien le atiende, se esmera en muchas ocasiones para parecer desagradable. Y si se le ocurre decir algo intentando provocar una sonrisa, te la devuelven metida en el cortado. Porque te ponen la leche a una temperatura de la leche, que hace que te sea imposible pronunciar claramente, durante media hora, todas aquellas palabras que lleven alguna consonante palatal.
Cuando el día en la calle llega a su fin y se supone que llega el ansiado momento de entrar en ese paraíso que muchos hemos diseñado conforme a nuestro gusto y que le damos el nombre de casa, uno cree que todo aquello que nos desagrada o nos pone de mal humor, ha terminado. Pues no. Enciendo la tele y voy haciendo zapping por todas las cadenas que me ofrecen las plataformas digitales con la intención de evadirme de la bélica realidad y finalmente, mi gozo en un pozo. No se ve más que a gente discutiendo acerca de la vida de otros, películas cada vez más violentas, documentales de animales devorándose unos a otros, noticias de guerras y entrenadores que se meten los dedos en los ojos unos a otros. Una auténtica tragedia.
Ante esta situación, quiero hacer un llamamiento a todas aquellas personas que, al igual que yo, están preocupadas por el calentamiento global y sólo desean habitar un mundo más apacible en el que podamos convivir unos con otros en un ambiente más fresquito, como lo son los paseos por la orilla de la Playa de Las Canteras cuando no hay panza de burro, o no han dejado abierta la puerta de La Puntilla para que corra el viento hasta tirarte al suelo o acuchillarte los tobillos con la arena.
martes, 30 de agosto de 2011
EL FÚTBOL SIN RADIO, FÚTBOL SIN VIDA
No suelo hablar de conflictos económicos en este zaguán. Prefiero hacerlo de sentimientos solitarios, de sentimientos en pareja y, por qué no decirlo, de aquellas cosas con las que muchos nos sentimos identificados y que nacen y mueren en corazones o en los pensamientos. Hoy, sin embargo, haré una excepción a medias. Voy a hablar del fútbol y la radio.
Si bien el choque entre estos dos protagonistas ha nacido por la exigencia de un canon de la LFP al medio de comunicación, prefiero hablar de ambos desde lo que para mí suponen.
El otro día, Jaume Roures, cometió el disparate de decir que el fútbol es tan poderoso que puede vivir sin la radio. Desde aquí, la única plataforma que tengo para expresarme aunque no llegue a tanta gente como lo hace usted, permítame estar en discordancia con su pensamiento. Paso a argumentarle.
No concibo el fútbol sin la radio. Ambos conforman, desde que tengo uso de razón, un binomio indivisible. Desde muy pequeño, no recuerdo una tarde de domingo en la que mi abuelo o mi padre no estuviesen abrazados a un pequeño transistor, cantando goles o pidiendo a Dios que los gritos de históricos de las ondas, como Joaquín Prats, José María García o Pepe Domingo Castaño, le dieran ritmo a la tarde saltando de campo en campo, atravesando la geografía española de norte a sur y de este a oeste.
Recuerdo volver de las vacaciones o de las excursiones familiares, con mis hermanas y mi madre protestando porque no se oía música en el coche y el balón rodaba entre vítores y maldiciones de mi padre hasta llegar a casa.
De hecho, la radio y el fútbol son inseparables hasta el punto de que, aun habiendo televisión, mi padre prefería siempre quitar el volumen a la tele y oírlo por la radio aunque tuviese que pagar el peaje del retardo y esperar dos o tres segundos para cantar el gol, como si desconfiara de Manolo Oliveros, Manolo Lama o Gaspar Rosetty.
Fíjese cómo es de importante la radio en el fútbol que, al igual que muchos aficionados a la Unión Deportiva Las Palmas de mi generación, en el año 1996, cuando los amarillos retornaron a la categoría de plata, fui al Estadio Insular pegado a la radio y con la ilusión de escuchar el primer gol de mi equipo en el Carrusel Deportivo. Me supo como si fueran gominolas escuchar aquello de “hay gol en Las Palmas” cuando Walter Pico metió la pelota en la portería.
Señor Roures, gracias a la radio he podido vivir la eliminación del Valencia de Jorge Valdano a manos de mi Unión Deportiva Las Palmas, he podido oír a Paco González cantar hasta quedarse sin voz un gol de Figo en la prórroga de la Final de la Copa del Rey contra el Betis, cuando éste lucía la camiseta del Barcelona (quién lo diría), he reído y he llorado de alegría y de tristeza. No intente pasar a la historia como un iluminado, porque el fútbol puede vivir sin usted, pero no sin aquellos que han hecho llegar hasta todos los hogares las hazañas de los jugadores históricos.
Si tuviese que hacer una alineación y no pudiese utilizar a jugadores de fútbol, probablemente estarían: Pepe Domingo Castaño, Joaquín Prats, José Ramón de la Morena, José María García, Gaspar Rosetty, Manolo Lama, Manolo Oliveros, Segundo Almeida, Francis Mata, Paco González y Juan Carlos Castañeda o Xuancar (porque en el fútbol y en la radio, siempre hacen falta los grandes aunque sean de la isla de enfrente). En el banquillo, el resto de profesionales que ha dado emoción al deporte rey marcando goles después de realizar paredes y regates impensables con las ondas.
Y si le nombro al cuerpo técnico ya se puede usted caer de espaldas. Como primer entrenador, Bobby Deglané. Como segundo para ayudar a éste y para que le metan el dedo en el ojo, Vicente Marco. Como director deportivo, José Joaquín Brotons. Y el resto del cuerpo técnico lo podría completar un gran número de personas sin las que el fútbol en España, no sería lo que es hoy.
Ellos sí son imprescindibles en el fútbol. Porque ellos han hecho de este deporte un batido de emociones. Para usted, probablemente, el fútbol hace tiempo dejó de ser un deporte emocionante y es simplemente un negocio.
Atentamente
Daniel Calero