viernes, 9 de septiembre de 2011

EL CALENTAMIENTO GLOBAL

De un tiempo a esta parte vengo observando todo lo que acontece a mi alrededor y me he dado cuenta de que aquello que creíamos lejano está a la vuelta de la esquina, si no es que ya la ha girado por completo. Hoy quisiera hablar del calentamiento global.

No es que se me vaya a ocurrir a mí hablar como si tuviera el conocimiento de Al Gore, o el del primo de Rajoy, quien tan famoso se hizo al decir que él no sabría pronosticar qué tiempo haría el siguiente domingo. Pero sí es cierto que algo entiendo de todo esto y por ello, voy a exponer mi teoría para sobrellevar algo que empieza a ser preocupante.

Últimamente, veo como la gente está cada vez más y más caliente (en el sentido más agresivo de la palabra). Uno sale a la calle y al conducir nota como la gente, al volante, se vuelve más violenta. Volantazos, pitadas, frenazos, etc. Cuando va a trabajar, ve a una gran parte de sus compañeros individualizados con unos auriculares frente a una pantalla de ordenador, haciendo amigos virtuales y restando valor al regalo de conocer a alguien cara a cara, tratarlo y compartir muchas cosas. Uno va a una cafetería y ve cómo quien le atiende, se esmera en muchas ocasiones para parecer desagradable. Y si se le ocurre decir algo intentando provocar una sonrisa, te la devuelven metida en el cortado. Porque te ponen la leche a una temperatura de la leche, que hace que te sea imposible pronunciar claramente, durante media hora, todas aquellas palabras que lleven alguna consonante palatal.

Cuando el día en la calle llega a su fin y se supone que llega el ansiado momento de entrar en ese paraíso que muchos hemos diseñado conforme a nuestro gusto y que le damos el nombre de casa, uno cree que todo aquello que nos desagrada o nos pone de mal humor, ha terminado. Pues no. Enciendo la tele y voy haciendo zapping por todas las cadenas que me ofrecen las plataformas digitales con la intención de evadirme de la bélica realidad y finalmente, mi gozo en un pozo. No se ve más que a gente discutiendo acerca de la vida de otros, películas cada vez más violentas, documentales de animales devorándose unos a otros, noticias de guerras y entrenadores que se meten los dedos en los ojos unos a otros. Una auténtica tragedia.

Ante esta situación, quiero hacer un llamamiento a todas aquellas personas que, al igual que yo, están preocupadas por el calentamiento global y sólo desean habitar un mundo más apacible en el que podamos convivir unos con otros en un ambiente más fresquito, como lo son los paseos por la orilla de la Playa de Las Canteras cuando no hay panza de burro, o no han dejado abierta la puerta de La Puntilla para que corra el viento hasta tirarte al suelo o acuchillarte los tobillos con la arena.

0 comentarios: