lunes, 19 de septiembre de 2011

CONTIGO APRENDÍ

Contigo aprendí…

… Que aún estando separados, dos amantes pueden acostarse y levantarse juntos siempre y cuando se dediquen el último y el primer pensamiento, respectivamente (G.H.R)

… Que las distancias entre el más allá y el más acá son mínimas siempre y cuando mantengamos vivos el pensamiento, el recuerdo y la memoria (R.M.M)

… Que es lo mismo dar una oportunidad o dar miles de ellas a quien no quiere aprovecharlas (L.M.P)

… Que hay quien odia a otros para mantener vivo el vínculo que ellos mismos han destrozado (M.M.S)

… Que la amistad que dura años se mantiene viva porque cada día crecen el cariño y el respeto (Y. y S.B.V) (A.B.H) (A.R.M) (C.G.B) (J.S.C)

… Que no es bueno el que te ayuda en todos los problemas, sino el que no te da ni una preocupación (N.A.G)

… Que cuando un amigo se va lejos, deja un hueco que nadie puede llenar (S.L.P)

… Que no hay nadie como ustedes (M.M.M) (M.I.M.M) (B.C.S)

… Que el amor de verdad no cambia, aunque el rol a desempeñar sea diferente (N.P.Q)

… Que no hay nada más bonito que volver a encontrarnos (C.P) (K.B.P)

… Que muchas veces es preferible caer en la tentación (C.P) (A.G)

… Que no hay sonrisa más bonita que la de mis dos ángeles (H.C.S) (L.C.S)

… Que los ratos en familia, ya sea de sangre o elegida, no se deben cambiar por nada en el mundo

… Que el instante en que un sueño se cumple, viene seguido del pensamiento “Por cosas como ésta, ha merecido la pena llegar hasta aquí”

… Que nada cuesta demasiado si se quiere de veras

… Que el día en que no puedes sonreír ni una sola vez es una oportunidad desperdiciada que ya no volverá

… Que estos 28 años han merecido la pena

… Que a partir de mañana tendré 365 oportunidades para ser feliz y no puedo permitirme el lujo de desaprovechar ni una sola

viernes, 9 de septiembre de 2011

EL CALENTAMIENTO GLOBAL

De un tiempo a esta parte vengo observando todo lo que acontece a mi alrededor y me he dado cuenta de que aquello que creíamos lejano está a la vuelta de la esquina, si no es que ya la ha girado por completo. Hoy quisiera hablar del calentamiento global.

No es que se me vaya a ocurrir a mí hablar como si tuviera el conocimiento de Al Gore, o el del primo de Rajoy, quien tan famoso se hizo al decir que él no sabría pronosticar qué tiempo haría el siguiente domingo. Pero sí es cierto que algo entiendo de todo esto y por ello, voy a exponer mi teoría para sobrellevar algo que empieza a ser preocupante.

Últimamente, veo como la gente está cada vez más y más caliente (en el sentido más agresivo de la palabra). Uno sale a la calle y al conducir nota como la gente, al volante, se vuelve más violenta. Volantazos, pitadas, frenazos, etc. Cuando va a trabajar, ve a una gran parte de sus compañeros individualizados con unos auriculares frente a una pantalla de ordenador, haciendo amigos virtuales y restando valor al regalo de conocer a alguien cara a cara, tratarlo y compartir muchas cosas. Uno va a una cafetería y ve cómo quien le atiende, se esmera en muchas ocasiones para parecer desagradable. Y si se le ocurre decir algo intentando provocar una sonrisa, te la devuelven metida en el cortado. Porque te ponen la leche a una temperatura de la leche, que hace que te sea imposible pronunciar claramente, durante media hora, todas aquellas palabras que lleven alguna consonante palatal.

Cuando el día en la calle llega a su fin y se supone que llega el ansiado momento de entrar en ese paraíso que muchos hemos diseñado conforme a nuestro gusto y que le damos el nombre de casa, uno cree que todo aquello que nos desagrada o nos pone de mal humor, ha terminado. Pues no. Enciendo la tele y voy haciendo zapping por todas las cadenas que me ofrecen las plataformas digitales con la intención de evadirme de la bélica realidad y finalmente, mi gozo en un pozo. No se ve más que a gente discutiendo acerca de la vida de otros, películas cada vez más violentas, documentales de animales devorándose unos a otros, noticias de guerras y entrenadores que se meten los dedos en los ojos unos a otros. Una auténtica tragedia.

Ante esta situación, quiero hacer un llamamiento a todas aquellas personas que, al igual que yo, están preocupadas por el calentamiento global y sólo desean habitar un mundo más apacible en el que podamos convivir unos con otros en un ambiente más fresquito, como lo son los paseos por la orilla de la Playa de Las Canteras cuando no hay panza de burro, o no han dejado abierta la puerta de La Puntilla para que corra el viento hasta tirarte al suelo o acuchillarte los tobillos con la arena.